Nadie es libre. Nadie es un "sí" perfecto completo. Sólo hay que saber el que, cuando, por qué, si el consumo daña su vida, salud, relaciones, objetivos, propósitos, intereses... Y no sea el capricho de la vecina creyendo que todos tienen que ser como ella, porque se hace la perfecta...
Si bien creíamos que los usuarios son siempre los que están en el bar, no trabajan, son modelos y similar, he visto a deportistas aficionados consumir para rendir más, mantener sus metas y sentenciar a personas más constantes de ser consumidora, por envidia. Como aquella que humilla a alguien por la ropa, cuando en su armario hay mucho más ye ha comprado lo más caro del mercado, sin rebajas. O aquella persona que cree ser profesora, y toma cocaína por las tardes para evadirse...
Hay adicciones que parecen sanas y no lo son. Quién sólo se relaciona con las personas para comer, quién abusa del ejercicio físico sin necesidad, promover trabajos mejor pagados relacionados con tabaco y similares que otros más sanos debería ser ya revisado, o pensar que todo en esta vida debe ser tecnológico, cuando es muy relativo y personal.
Así pues, aquí nadie es perfecto ni exento ni tan superior ni dios, porque aunque se lo crea, quizás su personalidad no guste, y hay que tolerar, aceptar y dejar vivir. Así que, al que le gusta el humo que lo pongan en el parking y a quién la ropa en una tienda, a quién la belleza y salud en centros más adecuados, y no porque la que fuma se cree más guapa se merece mejor consideración ni vida que el resto, sino, cada uno/a, en su propio ideal.
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