El sexo, a muchos y muchas, nos gusta. Hay adictos, hay enajenados/as, hay gente saludable, hay gente más elegante, hay gente con intereses más ordinarios, otros son vulgares y hay que saber encajar. Pero también hay gente que odia el sexo, otros/as que se creen gustar a todo el mundo, personas anorgasmicas y personas con problemas no sólo de adicción y también de mentalidad, pendientes de tratar ya que, muchas veces, el sexo y la frecuencia es factor y causa de malos tratos físicos, psíquicos y corporales. Y eso, no es lo deseado, ni lo que debería ser.
Si, el sexo puede ser causa de maltrato en muchas personas, desde individualmente como en pareja o grupo. Opinar, decir lo que gusta y lo que no, ya que no se debe obligar, mentir o fingir algo que sí o que no gusta.
También la frecuencia es un ingrediente a tener en cuenta en cada uno/a, ya que hay personas que una continuidad les resulta excesiva y otras personas cuya poca asiduidad resulta insípida. No todo el mundo se equilibra, ni tiene punto medio como se debería tener, ni se reeduca, ni piensa en cómo solucionar, y los ataques, enfados, molestias, problemas tanto en pareja como individuales surgen.
Falta información, ya que muchas personas no entienden la compatibilidad decsexo con otras actividades en la pareja si no son las básicas, al igual que hay personas que el sexo diario lo consideran adicción sin tener por qué serlo, así como no ven excesos como pasarse los fines de semana en camas y no hacer nada más que tener sexo (ni películas, ni restaurantes, ni otras actividades gratuitas incluidas...) como aquellos que tener un día libre sin faltar a responsabilidades entero sexual ya les resulta una tortura, así como aquellos que buscan sólo sexo en alguien y otros esperan algo más que un frío intercambio corporal.
Comentarios feos, destructivos, criticas incluidas al cuerpo y a la mente, violencia de todo tipo y posibles rupturas en pareja son consecuencias de enfados por la insatisfacción de frecuencia sexual. Quizás sea lo mejor, pero si las personas no se tratan no se solucionan los problemas, y no siempre es cierto que la terapia de pareja va a posibilitar continuación dicho dúo, pero si no lo hacen conjuntamente, quizás de forma individual deberían tratar el problema, así como saber lo que quieren, y encontrar a alguien afín en caso de que quieran emparejarse de una u otra forma, más que seguir o estar en parejas tóxicas violentas cuyo problema sexual puede repercutir, incluso, en una completa inapetencia sexual.
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