Siempre se agradece un regalo, un detalle.
Que alguien se acuerde del cumpleaños, santo, aniversario, boda, bautizo, etc. Y por supuesto, los autoregalos. Quererse a sí mismo/a y regalarse algo no es malo, no hay que ver mal a quién se compra un coche o un perfume de lujo, siempre que pueda.
Sea más o menos caro. Desde un simple labial, un vestido, una cartera, un desodorante, un ambientador de coche, un anillo, etc o cosas más o menos costosas. No es malo.
Lo que no gusta es que se obliguen a hacerlos, o hacerlos a quién no quieres, como si fuéramos ONGs, o señores supermillonarios, o señores del clero o chantajes o motivos por los que estar con alguien. "Si me quieres me lo comprarás" no funciona, o no debería funcionar. Igual que regalar con una doble intención que no se admite: "te regalo esto a cambio de..." No suele ser buena idea.
La obligación no funciona, ni en lo material. Y quién lo piense así, no va bien encaminado/a.
No hay comentarios:
Publicar un comentario